‘Sostenible’, ‘respetuoso con el medio ambiente’, ‘climáticamente neutro’… Todos estos conceptos se han integrado con rapidez en la terminología empresarial. Esto refleja una preocupación real por reducir el impacto que genera la actividad humana en su entorno, y que es especialmente notable en industrias como la agroalimentaria. Integrar el cuidado del medio ambiente en los procesos de producción de alimentos ya forma parte de la normalidad de bastantes empresas, pero también ha originado cierta confusión en los términos utilizados y prácticas de greenwashing que deberían ser totalmente desterradas en los próximos años.  

 

Con estos precedentes, las compañías agroalimentarias no sólo deben ser capaces trabajar ‘pensando en verde’, sino que tienen que explicar con claridad qué hacen para ser sostenibles, cómo cuidan su relación con el campo y en qué acciones concretas se traducen estas políticas, en definitiva, deben de ser capaces de contestar a una pregunta:  ¿Qué es (realmente) agricultura sostenible?

 

 

Mira el video sobre nuestra especialización en el cultivo sostenible de la almendra

 

 

Adoptar un modelo de agricultura sostenible supone, en primer lugar, detectar el impacto ambiental que puede producir nuestra actividad, según los estudios de entidades de referencia como el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) o la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

 

Según estas organizaciones, actividades como el cultivo de frutos secos pueden afectar a las condiciones naturales del suelo, propiciar una pérdida de biodiversidad o suponer un gasto de agua relevante. Partiendo de esta base, junto a nuestros propios estudios de huella medioambiental, decidimos unirnos a la Iniciativa de Agricultura Sostenible (SAI), introduciendo en nuestros procesos los manuales de buenas prácticas agrícolas de esta organización.

 

Esto ha supuesto trabajar con una metodología que contempla acciones de agricultura regenerativa, de integración agrícola y protocolos para reducir el uso de sustancias activas, así como para minimizar el gasto de agua y garantizar la fertilidad de los suelos. 

 

 

agricultura sostenible

 

 

Por otro lado, para evitar la erosión asociada a la actividad agrícola, trabajamos en la protección del suelo con la inclusión de técnicas de rotación de cultivos, así como de cubiertas integradas por vegetación y flora espontánea propia de cada ecosistema gracias a la que reducimos el volumen de fertilizantes.

 

Siguiendo estas prácticas, la cantidad de pesticidas y plaguicidas usados en las fincas de almendros con las que trabajamos en España y Portugal se ha rebajado en un 60%, implementando una gestión de las plagas que respeta a los llamados “insectos útiles” y favorece el control biológico de los organismos dañinos. Además, para contribuir a mantener el equilibrio biológico instalamos refugios y bebederos para aves, reptiles y roedores en los campos donde tenemos presencia, preservando así la biodiversidad.

 

Todas estas acciones se llevan a cabo en paralelo a una puesta en marcha de prácticas reguladas de riego, que optimizan el consumo hídrico y favorecen un uso racional y totalmente controlado del agua. 

 

 

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Pero, independientemente del calado de estas acciones, es importante que sean respaldadas por entidades certificadoras independientes. Así, podemos hablar con seguridad de nuestro trabajo en agricultura sostenible al haber conseguido la Certificación Global GAP 5.2 en todas nuestras plantaciones de la Península Ibérica, además de contar con la primera almendra en España con el nivel plata en el estándar Farm Sustainability Assessement (FSA). Y mirando al futuro, tenemos desarrollo nuestro proyecto en Argentina para la producción propia de cacahuete, gracias a la que podremos garantizar una calidad superior para este producto con los máximos estándares de sostenibilidad. 

 

 

agricultura sostenible

 

 

Hablar con claridad de agricultura sostenible es importante tanto para la industria alimentaria y el conjunto de la sociedad.

Sin duda, divulgar qué formas de producción y procesos son respetuosos con nuestro planeta ayuda a poner en valor el compromiso de los agricultores, productores y distribuidores que apuestan por ellos. Además, proporcionan más herramientas de decisión a los consumidores. Y es que a medida que aumenta la sensibilidad hacia fenómenos como el cambio climático y la desertificación de los ecosistemas, más y más actores de la industria alimentaria abrazan los nuevos modelos de agricultura sostenible.

 

Por eso, queremos darles la bienvenida y pedirles que también cuenten su experiencia. 

 

Cambiemos la pregunta: ¿hablamos suficiente de agricultura sostenible? 

 

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Fuentes: Memoria Sostenibilidad Importaco

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